¿Has sentido alguna vez que hay más de una voz dentro de ti? Quizá una parte de ti anhela la conexión, mientras que otra te advierte que te mantengas alejado. Tal vez te fijas objetivos con entusiasmo, sólo para oír una voz interior que te susurra: «Nunca lo conseguirás». Estos conflictos internos no son signos de disfunción, sino más bien reflejos de las múltiples partes que componen nuestro mundo interior.
En la Terapia de Sistemas Familiares Internos (IFS), desarrollada por el Dr. Richard Schwartz, la mente humana se considera un sistema de partes diferentes, cada una con sus propias emociones, funciones y creencias. Algunas partes intentan protegernos del dolor, mientras que otras arrastran heridas profundas de experiencias pasadas. Pero debajo de estas partes hay algo aún más poderoso: nuestro Yo, un líder interior compasivo, tranquilo y sabio.
Aprendiendo a hablar con nuestras propias partes, en lugar de ignorarlas o luchar contra ellas, podemos abrir un profundo camino hacia la curación, la autocompasión y la transformación.
¿Qué son nuestras partes internas?
Nuestra mente no es una entidad única y unificada. Al igual que una familia o un equipo, nuestro mundo interior consta de múltiples partes, cada una con motivaciones, emociones y miedos diferentes. Estas partes se dividen en tres categorías principales:
1. Exiliados – Las partes heridas
Son las partes que arrastran un profundo dolor emocional, a menudo derivado de experiencias infantiles. Los exiliados albergan sentimientos de vergüenza, miedo, rechazo o indignidad. Como su dolor es abrumador, otras partes intentan mantenerlos ocultos.
Ejemplo: Una parte de ti todavía siente el aguijón del acoso de la infancia y arrastra la creencia: «Nunca me aceptarán».
2. Protectores – Los Gestores y los Bomberos
Los protectores son las partes que intentan mantenernos a salvo del dolor emocional. Intervienen para evitar que se desencadenen los exiliados.
– Gestores – Estos protectores proactivos intentan controlar las situaciones para evitar el dolor. Pueden manifestarse como perfeccionismo, complacer a la gente o hipervigilancia.
– Bomberos – Estos protectores reactivos aparecen cuando el dolor ya se ha desencadenado, utilizando la insensibilización, la distracción o el autosabotaje para apagar el fuego.
Por ejemplo: Una parte directiva puede empujarte a trabajar en exceso para que nunca te sientas fracasado, mientras que una parte bombero puede darse atracones de comida o adoptar comportamientos autodestructivos para ahogar los sentimientos de vergüenza.
3. El Yo – El Líder Compasivo
Debajo de todas estas partes está el Ser, elnúcleo de lo que realmente somos. El Ser no es una parte, sino un estado del ser. Es tranquilo, confiado y compasivo, capaz de dirigir todo el sistema con sabiduría y comprensión.
Cuando conectamos con nuestro Ser, podemos hablar con nuestras partes en lugar de ser controlados por ellas.
Cómo nos cura hablar con nuestras partes
En lugar de intentar reprimir o luchar contra nuestras partes, podemos hablarles directamente. Esta práctica nos permite generar confianza en nosotros mismos, ayudando a nuestras partes a sentirse escuchadas, comprendidas y, en última instancia, aliviadas de sus cargas.
Veamos un ejemplo de una persona que entabla un diálogo interior:
La historia de Sofía: Hablar con su parte temerosa
Sophia lleva años luchando contra la vergüenza y el rechazo relacionados con su peso. Una parte de ella cree que el mundo es peligroso y que se merece la humillación, unacreencia arraigada en experiencias infantiles de acoso escolar. En lugar de ignorar o criticar esta parte, entabla un diálogo.
Sophia (Yo):
«Te veo. Siento tu miedo. Te has esforzado tanto por protegerme. ¿Puedes decirme de qué tienes miedo?».
Parte Temerosa:
«No quiero que te vuelvan a hacer daño. Si esperas el rechazo, no será tan doloroso cuando ocurra».
Sofía:
«Eso tiene sentido. Intentas protegerme manteniéndome pequeña y oculta. Pero quiero que sepas que ya no soy esa niña asustada. He crecido. Ahora puedo manejar las cosas».
A medida que Sophia escucha, la parte empieza a confiar en su Yo y a aflojar su agarre. El objetivo no es borrar a la parte, sino ayudarla a sentirse lo bastante segura como para dar un paso atrás.
Pasos para hablar con tus partes
Puedes iniciar tus propios diálogos interiores siguiendo estos pasos:
1. Fíjate en la parte que está activa
Cuando te sientas abrumado por la ansiedad, la vergüenza, la autocrítica o cualquier emoción fuerte, haz una pausa y pregunta:
«¿Qué parte de mí se siente así en este momento?»
2. Siente curiosidad en lugar de juzgar
Acércate al papel con curiosidad y compasión, en lugar de resistencia.
Pregunta: «¿Qué intentas hacer por mí?»
3. Escucha su historia
Las partes suelen arrastrar viejas heridas. Pregúntales:
«¿Cuándo empezaste a sentirte así?»
«¿Qué ocurrió para que aceptaras este papel?»
4. Reconocer y apreciar la parte
Incluso las partes más dolorosas o autodestructivas tienen buenas intenciones. Dales las gracias:
«Veo que me has estado protegiendo. Gracias por intentar mantenerme a salvo».
5. Ofrece seguridad en ti mismo
Haz saber a la parte que tú (el Ser) estás aquí para dirigir ahora. Di
«Ya soy mayor. Puedo manejar las cosas. Ya no tienes que hacerlo sola».
6. Invita a la Parte a liberar su carga
Si la parte está preparada, ayúdala a desprenderse del dolor que ha soportado. La visualización puede ayudar, como imaginar a la parte depositando su carga en un arroyo, fuego o luz.
7. Reevaluar e integrar
Regístrate: «¿Cómo te sientes ahora?»
La mayoría de las partes sienten alivio y confianza tras ser escuchadas. Con el tiempo, cambian a papeles más saludables en tu sistema.
Por qué funciona
Cuando nos resistimos o reprimimos nuestras partes, se vuelven más ruidosas. Pero cuando las escuchamos y hablamos con ellas con compasión, se suavizan y se transforman.
La curación no viene de luchar contra nosotros mismos, sinode comprendernos.
En lugar de ver nuestro mundo interior como caótico o roto, podemos reconocerlo como un sistema de partes bienintencionadas que simplemente necesitan orientación. Y esa orientación procede del interior.
Reflexiones finales: Convertirnos en nuestro propio guía interior
Hablar con nuestras partes no es sólo una técnica terapéutica: es una práctica de autoconexión para toda la vida.
Cada vez que hacemos una pausa y escuchamos en lugar de reaccionar, fortalecemos nuestra relación con nosotros mismos. Cada vez que lideramos con Autoenergía, transformamos viejas heridas en sabiduría.
Así que la próxima vez que te sientas ansioso, crítico o abrumado, prueba un enfoque diferente. En lugar de rechazar tus partes, habla con ellas. Puede que te sorprenda lo que tienen que decir.