En la búsqueda por comprender la existencia humana y los misterios del universo, pocas frases resuenan tan profundamente como «Como es arriba, es abajo». Este antiguo axioma, inmortalizado en la Tabla de Esmeralda, ofrece un puente entre lo físico y lo metafísico, lo humano y lo divino. Sus orígenes y profundas implicaciones siguen fascinando a eruditos, místicos y buscadores de sabiduría.
Orígenes en la Tabla Esmeralda
La frase «Como es arriba, es abajo» se asocia a menudo con la Tabla de Esmeralda, una pieza de literatura hermética atribuida a Hermes Trismegisto, una figura que encarna las cualidades combinadas del dios griego Hermes y la deidad egipcia Thot. La Tabla de Esmeralda, aunque concisa, es una piedra angular del hermetismo y del pensamiento alquímico, pues se cree que contiene el secreto de la materia prima y el proceso de transformación de los metales comunes en oro, una metáfora de la iluminación espiritual y la realización de lo divino interior.
El propio texto está rodeado de misterio, con traducciones e interpretaciones que varían. Sin embargo, la esencia de «Como es arriba, es abajo» brilla como principio de correspondencia, afirmando que el macrocosmos (el universo) y el microcosmos (el hombre) se reflejan mutuamente. Este concepto fundamental sugiere que, comprendiendo el mundo natural, podemos llegar a comprender el funcionamiento interno del alma humana y viceversa.
Implicaciones filosóficas y espirituales
En su esencia, «Como es arriba, es abajo» encarna la interconexión de todas las cosas. Propone que todo en el universo, desde la estrella más grande hasta el grano de arena más pequeño, está intrincadamente relacionado. Esta unidad entre el cosmos y el individuo sugiere que los seres humanos tienen una relación directa con el universo, participando de sus ciclos, ritmos y leyes.
En un contexto psicológico y espiritual, este principio fomenta la introspección y la exploración del propio mundo interior como medio para comprender el universo exterior. Implica que el macrocosmos del universo puede hallarse dentro del microcosmos de la experiencia individual, por lo que comprenderse a uno mismo equivale a comprender el cosmos más amplio.
Esta noción también resuena con el concepto de inconsciente colectivo propuesto por Carl Jung, según el cual la mente inconsciente del individuo está vinculada a una capa universal y colectiva que contiene los recuerdos y experiencias de la humanidad en su conjunto. «Como es arriba, es abajo» tiende así un puente no sólo entre lo físico y lo metafísico, sino también entre lo individual y lo colectivo.
Aplicación en los tiempos modernos
En la sociedad contemporánea, el principio «Como es arriba, es abajo» encuentra aplicación en diversos campos, desde la psicología a la ecología. Sirve como recordatorio de nuestra interconexión con el medio ambiente y el universo en general. Esta comprensión fomenta un sentido de responsabilidad hacia el mundo natural y promueve la idea de que los cambios dentro de uno mismo pueden conducir a cambios en el mundo.
Además, en una época en la que la tecnología moldea cada vez más nuestra existencia, esta antigua sabiduría invita a reflexionar sobre la relación entre la humanidad y el universo digital. Plantea preguntas sobre el reflejo de nuestra naturaleza interior en los espacios virtuales que creamos y habitamos.
Conclusión: Una puerta a una comprensión más profunda
La frase «Como es arriba, es abajo», arraigada en las enseñanzas de la Tabla Esmeralda, ofrece una perspectiva intemporal sobre la unidad de la existencia. Nos desafía a ver más allá de las separaciones aparentes entre lo físico y lo espiritual, lo individual y lo cósmico. Al abrazar la sabiduría de este antiguo principio, nos abrimos a una comprensión más profunda del universo y de nuestro lugar en él, tendiendo un puente entre los misterios del cosmos y los del alma humana. Por Anthony Tate el .
Exportado de Medium el 23 de mayo de 2024.